Es toda la sustancia que introducida en nuestro cuerpo
produce cambios en el pensamiento, carácter, estado de ánimo, etc. y además
genera dependencia, tolerancia, síndrome de abstinencia y que la persona tiende
a administrársela aun a sabiendas de los posibles daños físicos y psíquicos que
puede ocasionarle.
Algunas drogas se consideran legales y otras,
ilegales. La consideración de droga como legal, como sucede con el alcohol y el
tabaco, esto implica solo una regulación diferente de la producción y
comercialización y en ningún caso quiere decir que no sea peligrosa.
Todas las drogas comportan un gran riesgo y no puede,
ni existe consumo alguno que pueda considerarse totalmente seguro. El riesgo
resulta de la combinación de tres factores: los efectos que provoca la
sustancia, la manera de utilizarla (dosis, manera de administrarla, efectos que
quieren obtener con ella) y la vulnerabilidad del consumidor.
Las drogas no solo perjudica a la persona que las toma. A su
alrededor muchas otras personas sufren sus consecuencias, las drogas
interfieren en la relación con el entorno, la familia y el trabajo, y pueden
llegar a comprometer seriamente el proceso de aprendizaje, especialmente en el
caso de los jóvenes y adolescentes, además de incrementar todo tipo de
accidentes.
Por todo ello además de las consecuencias
individuales, es toda la sociedad en mayor o menor medida, al que sufre los
problemas de las drogas, y estos problemas son de todo orden: sanitario,
económico, cultural, de inseguridad, etc., no es extraño, por lo tanto que las
drogas supongan una gran preocupación colectiva ni que, para hacer frente a sus
consecuencias, muchos países hayan puesto en marcha políticas de prevención y
rehabilitación, con elevados costes económicos.
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