lunes, 19 de noviembre de 2018

LA ENFERMEDAD CALLADA “el suicidio” Y SUS SOBREVIVIENTES



Miles de familiares o amigos cada día sufren el dolor de ver cómo sus seres más queridos viven en un túnel imposible de una enfermedad demoledora y cruel,  que en sus casos más extremos puede acabar llevándoles al suicidio. Conviven con un constante sentimiento de culpa, con ese "por qué", ese "y, si..." que se dicen cada día, desde que su hermano, amigo o padre decidiera quitarse la vida. Son sobrevivientes de unos enfermos a los que la sociedad sigue dando la espalda. Seres queridos que se quedan con un dolor infinito y llenos de preguntas sin respuesta. Para ellos, este lunes se celebra el Día Internacional de los Sobrevivientes del Suicidio. Porque es un hecho que marca de por vida a todo su entorno, del que apenas se habla y que aún se ve como un estigma social. He estado casi veinte años metido en las entrañas de una enfermedad devastadora como es al Alcoholismo y he visto de todo, suicidios, personas que se han “curado”, recaídas hasta llegar a la muerte por no poder con la enfermedad, entradas en la carcel por asesinatos, demencias y trastornos brutales hasta no saber quiénes eran etc…Pero el que más impacto me ha hecho han sido los suicidios, hablar con ellos el día de antes sentados frente a frente y decirme “por dios Salvador ayúdame que no puedo más” y a los dos o tres días tener que ir a su entierro, se te queda el corazón destrozado, se te rompe la vida, es desgarrador, algo imposible de explicar, porque todo iba por buen camino o eso creíamos, hasta que el enfermo corta de raíz toda probabilidad de curación, a día de hoy todavía no sabemos hablar de la muerte en general y del suicidio menos. No nos han enseñado palabras de consuelo,  la gente se centra solo en la gota final que desencadena un suicidio, y esa gota encierra muchísimo dentro. Es una enfermedad ocultada". A veces el suicidio se decide en unos segundos y otros están toda la vida pensándolo y no lo hacen. El proceso es muy complejo, puede que le deje el novio y en cuestión de dos horas decida tirarse al río y otras pensando que esto no lo aguanto otra vez he vuelto a beber y mira que dije que no ocurriría, pero esa promesa en un alcohólico dura hasta que coge la botella otra vez" A veces hay arrepentimiento por haberlo intentado, y otras no, pero también hay un sentimiento de malestar y culpa por ver el impacto causado en su entorno. Viven en un estado de alerta. Puede que no haya un arrepentimiento completo, pero sí piensan en el dolor que han dejado atrás, porque es algo que modifica todo el sistema familiar" Después viene la negación, y en ella también surgen sentimientos y preguntas hacia quien se ha suicidado, el “por qué”, el “podría haberlo evitado”, y produce ira, rabia, culpa, buscar un culpable en el entorno, o dejar la culpa a terceros o al propio suicidado. Para intentar ajustar la situación, darle una causa. La ira, la rabia, la culpa, el enfado con Dios si eres creyente, con terceros. Y esa culpa por no enterarnos de las propias señales que nos dan, porque pueden ser son sutiles". es una enfermedad y la gente no lo entiende, se cree que es algo de personas débiles, pero no, es como quien tiene cáncer y le trata el oncólogo, en este caso te trata el psiquiatra, te da medicación durante el tiempo necesario, "el suicidio no se elige, sucede cuando el dolor que sentimos es mayor que nuestros recursos para afrontarlo, en nuestra sociedad durante siglos el suicida ha sido castigado porque hasta 1983 no se le hacía funeral, ni se le podía enterrar en el cementerio, si no se hacía la vista gorda o no constara como tal".
Todo eso me ha cambiado sobre todo el darle sentido a mi vida y también mi forma de ver al ser humano, que en vez de dedicarse a vivir, desperdicia la vida en gilipolleces por tener un sobrante de estupidez. Yo me replanteo al ritmo del día a día que la vida es muy chula para despreciarla o malgastarla. Era muy meticuloso, mucho, y me di cuenta que no conduce a nada bueno, porque si una cosa no da tiempo de hacerla hoy, ya se hará mañana. Oficialmente, en Aragón hay "un suicidio cada tres días, unos 100 al año de media, y por cada uno hay entre 20 y 30 tentativas", entre los enfermos a los que atienden en psiquiatría "consiguen grandes resultados, porque un 99% de ellos pueden curarse. La vida es muy simple, pero insistimos en hacerla complicada. Algunos buscan la felicidad, otros la crean…  
   


jueves, 15 de noviembre de 2018

15 DE NOVIEMBRE DIA MUNDIAL SIN ALCOHOL


El hecho de que al menos un día al año esté reservado a una causa que se considera importante para todas los seres humanos ya debería decirnos algo, es decir, ¿alguien se ha preguntado por qué existe un Día Sin Alcohol? Seguro que sí. Y la respuesta es que es necesario que no se pase por alto que esta sustancia es una droga, el alcohol, no es inofensivo y causa verdaderos problemas sociales, económicos, laborales y los más graves, los psiquiátricos con demencias y trastornos irrecuperables.
En el Día Mundial Sin Alcohol muchos son las proposiciones para dejar la bebida. Sin embargo, lograr detectar si realmente se padece un problema en el consumo excesivo no es tan sencillo pues, factores psicológicos influyen en la negación de las personas para afrontar si son o no alcohólicos, la adicción a cualquier droga es un proceso complicado y se explica como una interacción entre individuo, medio ambiente y la sustancia. Esto quiere decir que no es la sustancia por sí misma la que provoca la adicción sino más bien un conjunto de factores que se influyen, tales como patrones de consumo, frecuencia, características personales del individuo, cómo éste se relaciona con su medio y como este medio acepta y permite el consumo de alcohol.
He sido testigo inevitable de duras experiencias sobre la enfermedad alcohólica, testigo de sus temores, ilusiones, esperanzas y lleno de ganas por exprimir el presente, sin mirar al pasado ni al futuro, solo abro una puerta de par en par para todo aquel que quiera “curarse”. "Por respeto a quienes están luchando a diario, me aferro a la vida, una forma de afrontar la enfermedad que no deja de emocionar, de transmitir, de enseñar todos los días aun después de más de veinte años de sobriedad. Portador también de un cáncer sigo luchando todos los días con la mayor normalidad. Nadie hallará en mí una queja sobre mis enfermedades, pues ellas han hecho de mí un hombre totalmente diferente, mejor persona, mejor marido y mejor padre. Yo soy una persona que convive con dos enfermedades jodidas y que intenta explicar a los enfermos y a sus familiares que es posible vivir, incluso de una forma normal. A pensar en el cáncer le dedicó cero minutos al día y al alcoholismo igual. Tengo miedo, como todo el mundo pero a la muerte, no al alcoholismo ni al cáncer. La vida me ilusiona, quiero ser feliz y el miedo lastra algunos momentos de mí día a día aunque se me pasa pronto, ya que tenemos poco tiempo como para consumirlo con el miedo.Mi principal objetivo sobre la enfermedad alcohólica consiste en "desdramatizarla”, ya que una vez que está con nosotros se quedara para siempre, luego entonces hay que darle solo la importancia que tiene y poner en marcha toda la “artillería” para parar la enfermedad. Me siento cómodo de embajador de la enfermedad, pues al fin y al cabo soy uno más de tantos que queremos descubrir a ese francotirador agazapado en la azotea de la desinformación para acabar con él, ya que los prejuicios matan más que la enfermedad. Y para todas aquellas personas que quieran dejar el alcohol animarlas a dar el gran paso, porque el alcoholismo hay que Iniciarlo, Entenderlo y mantenerlo estas tres palabras son el secreto tan buscado por muchas personas durante toda una vida desesperados por no poder salir de la adicción. Yo siguiendo con mis principios y comprometido con la sociedad seguiré luchando con la mejor herramienta que pueda haber, mi experiencia de más veinte años de abstemio dando calor y aliento a todas aquellas personas que sufren esta devastadora y cruel enfermedad dentro de mi capacidad. Información en la Página de Facebook, Alcoholismo: Yo estuve en el Infierno.  



viernes, 9 de noviembre de 2018

¿ QUE PASA EN REALIDAD CUANDO MEZCLAS ANTIBIOTICOS CON ALCOHOL?

Hay algunos antibióticos que reaccionan terriblemente mal con el alcohol. No es que si los mezclas vayas a morir, pero probablemente lo pases fatal: cólicos, náusea, cefalea, diarrea... Estos son algunos de esos antibióticos severamente contraindicados.
Es una de esas leyes inmutables que aprendemos de nuestros padres y abuelos cuando somos jóvenes: si estás tomando antibióticos, no puedes beber alcohol. En este caso la recomendación tiene su razón de ser, pero ¿qué pasa si bebes alcohol estando en tratamiento? La respuesta es: depende del tratamiento.
Si la sabiduría popular recomienda no mezclar alcohol y antibióticos es porque hay algunos antibióticos que reaccionan terriblemente mal con el alcohol. No es que si los mezclas vayas a morir, pero probablemente lo pases fatal. Algunos de estos antibióticos severamente contraindicados son:
Metronidazol: Este antibiótico de amplio espectro se puede usar tanto para infecciones de las vías respiratorias como dentales o ginecológicas. Mezclado con alcohol puede provocar cólicos, náusea, cefalea, diarrea y alteraciones vasomotoras.
Tinidazol: los médicos recomiendan no tomar alcohol incluso tres días más tarde de haber terminado el tratamiento con timidazol. Entre los síntomas de mezclar están malestar estomacal, vómitos, retortijones, cefaleas, transpiración excesiva y rubor (enrojecimiento de la cara).
Linezolid: el problema de este antibiótico lo comparten muchos otros. Mezclado con alcohol puede producir somnolencia excesiva, mareos y dificultad para concentrarse. Nada de esto es deseable y puede llegar a ser un peligro si o combinaos con actividades como manejar un vehículo.
Existe la creencia de que el alcohol disminuye la efectividad de los antibióticos. Aunque no es universalmente cierto, sí que puede ocurrir para fármacos como la doxiciclina.                                                                                                                       Doxiciclina: tanto la doxiciclina como el alcohol se metabolizan en el hígado. Eso significa que si añadimos alcohol a un tratamiento con este antibiótico, nuestro hígado tendrá exceso de trabajo y la concentración del medicamento en el plasma de la sangre se verá rebajada, reduciendo su eficacia farmacéutica. En casos graves, la doxiciclina mezclada con alcohol puede causar somnolencia, cefaleas, desorientación, alucinaciones, calambres y alteraciones del ritmo cardíaco.
El problema general del alcohol es que interfiere con la eficacia de nuestro propio sistema inmune. Hay varios estudios que lo confirman. El resultado, a la postre, es parecido al de la sabiduría popular. Tomar alcohol mientras estamos en tratamiento con antibióticos puede alargar el tratamiento porque el alcohol hace que nuestro organismo no funcione al cien por cien. Por supuesto, todo esto se agrava si la persona que mezcla alcohol y fármacos es mayor o tiene su salud deteriorada de alguna manera.
¿Hay algún antibiótico que se pueda mezclar con alcohol? Ninguno que un médico en su sano juicio pueda recomendar.
La Amoxicilina interactúa menos con el alcohol, pero si nos pasamos bebiendo vamos a tener los mismos efectos de nauseas, vómitos y diarreas. Por una vez, y sin que sirva de precedente, la sabiduría popular de nuestras abuelas es un buen consejo. Si te estás tratando una infección con antibióticos, mejor no ingieras nada de alcohol hasta pasados unos días tras el tratamiento. Y si no vuelves nunca a tomar alcohol mucho mejor así tendrás una vida saludable y jamás tendrás problemas ni con los medicamentos ni con nadie.


lunes, 15 de octubre de 2018

¿POR QUÉ SE PRODUCEN LAGUNAS MENTALES DESPUÉS DE UNA NOCHE TRAS HABER BEBIDO MUCHO ALCOHOL?

Existen dos tipos de pérdidas transitorias de la memoria: las 'fragmentarias' y las 'en bloque'.

¿Alguna vez al despertar has sido incapaz de recordar lo que ocurrió la noche anterior? En la mayoría de los casos, esta circunstancia se produce tras una gran ingesta de alcohol, una práctica muy perjudicial para la salud. Además, hay dos tipos de pérdidas transitorias de la memoria o 'lagunas': las 'fragmentarias' y las 'en bloque'. Las primeras, que son las más comunes, se producen cuando el afectado es capaz de recordar algunas partes de la noche anterior, como las piezas de un puzzle todavía sin montar. Las lagunas en bloque son peores, quienes las padecen no son capaces de rememorar nada de lo sucedido. Pero, ¿por qué se producen estas amnesias?
El motivo es que el alcohol interfiere en el funcionamiento normal del hipocampo, una estructura cerebral implicada en los procesos de memoria. Para que esto ocurra deben alcanzarse elevadas concentraciones de esta sustancia en sangre en cortos periodos de tiempo, de modo que su aparición no depende tanto de la cantidad ingerida como de lo rápido que ha aumentado la alcoholemia.
Este fenómeno no debe tomarse a la ligera y menos en aquellos casos en los que se haya convertido en un patrón de conducta. Las personas que sufren con frecuencia estas lagunas tienen un mayor riesgo de verse implicados en incidentes peligrosos y traumáticos durante el periodo de embriaguez.
Está perdida de memoria transitoria es el indicador más fiable de que la persona tiene un conflicto con el alcohol y por ello no debe dejar pasar lo ocurrido la noche anterior, inmediatamente debe ponerse en contacto con su médico de cabecera y con una Asociación de ayuda a los enfermos Alcohólicos, ya que eso no queda ahí, siempre ira a más y de pérdidas de memoria transitorias se pasara a enfermedades de salud mental gravísimas, además vivir así es como estar prisionero en libertad, pues al día siguiente no recuerdas nada, no sabes si te has metido con alguien, si has robado algo, si te has ido sin pagar de algún bar y mañana te van a reclamar delante de todos la deuda…etc. Ósea un infierno que tiene solución si verdaderamente queremos volver a ser personas responsables, ya que una adicción como el al alcohol nos sacara siempre lo peor de nosotros.
Los chupitos, los peores enemigos del recuerdo
Al tratarse de bebidas de alta graduación normalmente productos destilados que, además, se ingieren en breves espacios de tiempo de un solo trago, los chupitos son los peores enemigos del recuerdo al día siguiente. Este tipo de consumo provoca un rápido aumento de la cantidad de alcohol en sangre, lo que favorece la probabilidad de que aparezca el fenómeno de las lagunas mentales. Por eso, lo más recomendable es el consumo responsable de estas sustancias, y no solo es el enemigo número uno para la memoria, también para la conducción pues el porcentaje de muertes por ir bebido cada vez es más alta así que cuando nos vayamos a poner el volante recuerda, ”Si vas a beber no conduzcas”. 


lunes, 29 de enero de 2018

¡¡¡OCHO JÓVENES CUENTAN PORQUE NO TOMAN NI UNA GOTA DE ALCOHOL!!!

 "No me compensa pasar un día entero hecha polvo por unas horas de diversión"
Con 16 años, en España te puedes casar y conducir una moto que no sobrepase los 125 centímetros cúbicos. Sobre esa edad ya eliges en el instituto si te interesan más las ciencias o las letras y es probable que empieces a salir de fiesta con tus amigos. 16 es la edad media en la que se consume alcohol por primera vez en nuestro país, (aunque tenemos conciencia de que es a los 13’5, pero en las dos edades es demasiado pronto), según el Observatorio Español de las Drogas y Adicciones, aunque la ley no te permite comprarlo; también es el momento en el que algunos chavales dicen por primera vez “no” a consumir alcohol.
Los hábitos de consumo a lo largo de los años muestran la tolerancia social que existe en nuestro país hacia el alcohol desde la adolescencia. Ante esta realidad, ocho jóvenes abstemios, de entre 18 y 28 años cuentan qué les ha llevado a tomar la decisión de no beber, qué sienten cuando ven a sus amigos borrachos o cómo se relacionan al conocer gente nueva. 
Laura Moro, 20 años: “No he sido capaz de acabarme una copa”
A esta aficionada al atletismo no le atrae el alcohol, ha visto “muy mal a algunos amigos por sus efectos” y prefiere quedarse al margen de las borracheras. Hasta el punto de que asegura que intentó beberse una copa en 2017 y fue incapaz de terminársela.
Shifa Rostom Ajlani, 27 años: “Al ser musulmana y llevar el hijab la mayoría de gente no me pregunta si bebo alcohol, es obvio”
Esta madrileña residente en Liverpool nunca ha probado el alcohol. El motivo principal es que su religión, el Islam, lo prohíbe: “Según el Corán, el alcohol tiene beneficios, pero sus prejuicios son mayores que sus bondades”. Como dentista, también tiene muy en cuenta lo perjudicial que es esta sustancia para la salud. 
Álvaro Varela, 23 años: “Mi pasión por el deporte y la natación es uno de los motivos para no beber”
Este estudiante de Medicina cree que tuvo suerte con su grupo de amigos de la adolescencia. “Crecí en un ambiente en el que éramos todos deportistas y nunca bebimos para relacionarnos. Me gusta mucho el deporte y siempre he practicado natación, lo que sin duda ha contribuido a que no beba”, reconoce. Años después, la formación médica le ha dado otra perspectiva del alcohol, que considera “terriblemente perjudicial”. Y añade: “He percibido situaciones límite por culpa de esta sustancia”.
Lucas Sánchez, 26 años: “Cuando descubrí el daño que me hacía beber, lo dejé”
No bebo alcohol, ni fumo, ni consumo drogas. ¿Por qué no bebo? Por lo mismo por lo que no ingiero veneno. ¿Hay más abstemios por aquí? ¿Cómo lo vivís?”. Estas son las palabras de Lucas Sánchez en un foro de escritores en el que el barcelonés buscaba compartir cómo es su vida desde que a los 25 años decidió dejar de consumir alcohol. “Bebía para desinhibirme y para olvidar mis problemas durante unas horas, pero no solucionas nada en estado de embriaguez, pierdes todas tus capacidades cognitivas y contribuyes inútilmente a matarte un poco más”
Claudia Sánchez, 27 años: “No sé cómo puedes, yo no podría, ¿nunca lo has probado?”
Ser abstemia no es ningún inconveniente para esta sevillana, que disfruta de su Feria de Abril y demás festejos como la que más. “Desde siempre me ha generado rechazo el alcohol, mis padres me concienciaron mucho y, después, al ver a mis amigos borrachos sentía vergüenza”
Jaime Llorente, 28 años: “La gente defiende el alcohol para autojustificarse”
“El típico sorbo de champán en Año Nuevo”, sí. Pero a Llorente el alcohol le sabe a colonia. El publicista ha crecido en los alrededores de la Casa de Campo madrileña, donde se celebran botellones a los ha acudido, aunque sin consumir alcohol. “He ido como el que más, al principio me aburría un poco, pero luego cerraba discotecas”, dice.
Reconoce que cuando conoce gente nueva le bombardean a preguntas sobre su decisión. Aunque también que su entorno intenta protegerlo para que no tenga la tentación de beber un trago o coger un cigarrillo. Llorente asegura que ha bebido alguna vez para demostrar al resto que no habla con desconocimiento. Además, cree que muchas personas intentan justificar de algún modo el consumo de alcohol porque necesitan respaldar su hábito.
Patricia Peribáñez, 28 años: “No me compensa pasar un día entero hecha polvo por unas horas de diversión”
“No me gusta el sabor”, “me suele aparecer una reacción alérgica en la cara, me duele la tripa y la cabeza”... Motivos no le faltan a esta madrileña para rechazar el alcohol. La licenciada en Ciencias Ambientales tiene claro que, con la cantidad de veces que se pone mala a lo largo del año, no le compensa pasar un día entero hecha polvo por la resaca a cambio de unas horas de fiesta.
Sandra Moro, 18 años: “Me parece un robo que por un refresco te cobren 3 euros y por una cerveza, la mitad"
Con la mayoría de edad recién cumplida, Moro estudia Terapia Ocupacional y alguna vez la han acusado de amargada por no tomarse una copa. A Sandra le indigna pagar 3 euros por un refresco o un zumo cuando las cervezas cuestan la mitad y ver a la gente borracha le reafirma en su decisión de ser abstemia. No beber no le impide pasárselo bien, es capaz de irse a las fiestas de un pueblo de Cáceres con amigas y no dejar de bailar en toda la noche. “Y terminar a las 11 de la mañana jugando al voleibol, sin una gota de alcohol en el cuerpo”.
En España no existe una ley nacional que intente frenar el consumo de alcohol entre los menores y prevenga los futuros hábitos de los jóvenes. Después de que la polémica “ley antibotellón” de 2002 no se aprobase, algunas Comunidades Autónomas tomaron el relevo en esta materia. En noviembre de 2016 la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, anunció un proyecto legislativo ambicioso que aún se encuentra en fase de estudio. Las entidades e instituciones que forman la Movilización Alcohol y Menores, impulsada por la Federación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), han pedido estos días que la futura ley no sea solo represiva y contemple medidas educativas y de prevención.