Nunca debemos mirar solo la superficie de la vida y
juzgar sin tratar de entender porque las personas hacemos las cosas, si nos
anticipamos y no descubrimos como es el ser humano que se cruza en nuestra vida,
casi siempre nos llevaremos muchas veces sorpresas tanto buenas como malas,
siempre formaran parte de tus vivencias y las iras guardado en el desván del
recuerdo para que nunca se pierdan como las palabras que se las lleva el viento
y si no las dejas reflejadas en un papel, jamás podrás enseñárselas en un
futuro a nadie, ahora apartado de la vida activa y en paz quizá sea un punto de
inflexión importante para el recuerdo de muchas historias que no dejan de ser anécdotas
pero que me sirven para seguir más vivo que nunca, y que los tropiezos me han
hecho un hombre más fuerte, sensato, confiado y realista, aunque siempre me he
considerado una buena persona, el problema del alcohol me puso una careta que
no me dejaba ver el mundo como era realmente, añoro muchos recuerdos que yo
anteriormente los veía al revés de como ahora los cuento y es que el
alcoholismo hace estragos en la cabeza y te hace ser como no eres realmente,
asi pasa que cuando dejas de beber no te conocen, ahora es el mejor momento
para rectificar y me identifico más con
el que soy ahora una persona sana y más convencida que nunca de que hay mucha
gente buena, recuerdo aquellas comidas que teníamos de amigos o compañeros del
trabajo, alguna vez había alguno que quiera pagar la cuenta tal vez no lo hacía
porque quisiera mostrar que tenía más dinero que el resto o por un gesto de
prepotencia o chulería, tal vez lo hacía porque valoraba nuestra amistad más
que el dinero. He trabajado durante muchos años con gente de diferente índole, había
quien se entrega a su trabajo y se esforzaba porque la empresa funcionara y no
lo hacía porque fuera un pelotas o un estúpido, tal vez lo hacía porque veía la
importancia de ser responsable y
sabiendo que la empresa va bien su puesto de trabajo estaba más seguro. He
tratado con personas que siempre pedían perdón sin costarles ningún trabajo y
desde su humildad se anticipaban y no necesariamente lo tenían que hacer porque
quizá creyeran estar equivocados, puede ser porque valoraban a la persona más y
no les molesta pedir perdón. He
conocido
aventuras, anécdotas y reflexiones que me han hecho temblar de emoción; cuentos
y relatos dignos de un premio literario; historias que nos han arrancado más de
una sonrisa; experiencias reales que son una auténtica invitación a ser mejores
personas y a no permanecer impasibles con las injusticias que nos rodean, gente
joven entregada a la solidaridad, no todos son unos pasotas o se dedican a
hacer botellón. Los que me han ofrecido ayuda estando en disposición
de tenderte la mano en cualquier momento y no lo hacían porque te deban algo o
quiera agradecerte tú amistad, lo más seguro es que lo hacían porque te ven
como un amigo verdadero o aunque fueras un
desconocido necesitas en ese momento esa ayuda para salir del problema, ello te
lleva a identificarte y arrimar tú también el hombro siguiendo el ejemplo de
tanta y tanta gente buena y solidaria que anda de incognito por el mundo
derrochando generosidad, tenemos gente en alcoholismo que se entrega en cuerpo
y alma ante la problemática de la enfermedad, nunca hemos esperado un agradecimiento, ni
palmaditas en la espalda, ni un gran reconocimiento u homenaje, nuestra
recompensa es ver como se pone bien un ser humano y coge las riendas de su vida
y vuelve a tener una segunda oportunidad con su familia en la vida y ese, ese sí
que es el mejor premio que nos puedan dar porque es guardado en silencio y con
mucho orgullo en nuestro corazón, esperemos que sirva este comentario para
saber que para juzgar al otro primero hay que ponerse sus zapatos y luego no
precipitarse pues al fin y al cabo estamos de paso y cualquier día en un abrir
y cerrar de ojos desaparecemos de este mundo, todos también nos vamos a tener
que separar de las personas que queremos, de nuestros amigos, de aquellos
desconocidos que nos ayudaron, quizá tengamos que cambiar de sitos, de forma de
ver la vida, nos vamos a hacer mayores, vamos a echar en falta nuestras
conversaciones de todo y de nada, vamos a añorar los sueños que teníamos y que
no se cumplieron, todas las ilusiones que nos hacía ser jóvenes. Y llegara un
día que sentados con el álbum de los recuerdos, las fotos de nuestra película de
la vida, alguno de nuestros nietos van curiosear contigo y preguntaran “¿quiénes son estas personas? Y tú
vas a sonreír y tal vez llorar un poquito y con una felicidad inmensa le vas
decir: “Esto fueron con los que crecí, viví y pasé los mejores días de mi
vida.”