La enfermedad alcohólica, conlleva múltiples trastornos psicológicos en la
persona, que impiden toda normalidad en una relación familiar, social, laboral,
además de ser poco atractiva para él mismo, todo ello es indicativo de cambios
de percepción de las cosas y de las situaciones que le producen un gran
deterioro a nivel de pensamiento y emociones. Mientras se está bajo los efectos del alcohol, se vive en un mundo irreal,
con un desconcierto ilusorionario, donde el razonamiento está completamente
anulado, pero que, por el contrario, para el enfermo alcohólico, está
plenamente ajustado a la realidad, considerándose objetivo y justo en todo
momento, percibiendo este error cuando los efectos de la bebida han disminuido
o se han eliminado. La persona con
problemas de alcohol, tiene una permanente
ambivalencia, es decir, lo que piensa no se ajusta con lo que hace, por
lo tanto se siente mal. Es sencillo, quien empieza a comprobar que tiene un
problema real con el consumo de bebida, el piensa convencido: “me gustaría no
tener problemas por el alcohol pero….sin dejar de beber”. Es consciente que el
alcohol le produce daños pero sigue bebiendo, por ello se siente mal tras
haberlo bebido, adquiere una baja autoestima y una culpabilidad por sentirse
incapaz de frenar su adicción. Como rasgos generales de personas con problemas de alcohol, principalmente destacaríamos:
Mayor irritabilidad que la población general
Cambios bruscos de humor.
Ansiedad por beber.
Culpabilidad por haber bebido.
Personalidad disforia (alteración del estado de ánimo)
Inseguridad, desgana y despreocupación.
Reiterativo y falta de sinceridad.
Desajuste emocional y pena interior. Conflictos neurológicos. Trastornos del carácter.
Depresión y sentimientos de desesperanza.
Soledad y vacío interior.
Egocentrismo, hipersensibilidad.
Escasa tolerancia a la frustración.
Conductas pasivas en situaciones críticas.
Miedo al fracaso.
Complejos de inferioridad y timidez.
Idealismo excesivo, lejos de la realidad.
Conformidad con el grupo muy importante en los jóvenes-
Inmadurez afectiva.
Inmadurez emocional.
Pasividad y dependencia de los demás.
Depresión y ansiedad.
Actitud amistosa superficial.
Cambios bruscos de humor.
Ansiedad por beber.
Culpabilidad por haber bebido.
Personalidad disforia (alteración del estado de ánimo)
Inseguridad, desgana y despreocupación.
Reiterativo y falta de sinceridad.
Desajuste emocional y pena interior. Conflictos neurológicos. Trastornos del carácter.
Depresión y sentimientos de desesperanza.
Soledad y vacío interior.
Egocentrismo, hipersensibilidad.
Escasa tolerancia a la frustración.
Conductas pasivas en situaciones críticas.
Miedo al fracaso.
Complejos de inferioridad y timidez.
Idealismo excesivo, lejos de la realidad.
Conformidad con el grupo muy importante en los jóvenes-
Inmadurez afectiva.
Inmadurez emocional.
Pasividad y dependencia de los demás.
Depresión y ansiedad.
Actitud amistosa superficial.
Es cierto que no tienen que darse todos estos rasgos en todas las personas
con problemas de bebida, ya que, dependiendo de varios factores, cada individuo
está más sensibilizado hacia unos más que hacia otros.