lunes, 29 de enero de 2018

¡¡¡OCHO JÓVENES CUENTAN PORQUE NO TOMAN NI UNA GOTA DE ALCOHOL!!!

 "No me compensa pasar un día entero hecha polvo por unas horas de diversión"
Con 16 años, en España te puedes casar y conducir una moto que no sobrepase los 125 centímetros cúbicos. Sobre esa edad ya eliges en el instituto si te interesan más las ciencias o las letras y es probable que empieces a salir de fiesta con tus amigos. 16 es la edad media en la que se consume alcohol por primera vez en nuestro país, (aunque tenemos conciencia de que es a los 13’5, pero en las dos edades es demasiado pronto), según el Observatorio Español de las Drogas y Adicciones, aunque la ley no te permite comprarlo; también es el momento en el que algunos chavales dicen por primera vez “no” a consumir alcohol.
Los hábitos de consumo a lo largo de los años muestran la tolerancia social que existe en nuestro país hacia el alcohol desde la adolescencia. Ante esta realidad, ocho jóvenes abstemios, de entre 18 y 28 años cuentan qué les ha llevado a tomar la decisión de no beber, qué sienten cuando ven a sus amigos borrachos o cómo se relacionan al conocer gente nueva. 
Laura Moro, 20 años: “No he sido capaz de acabarme una copa”
A esta aficionada al atletismo no le atrae el alcohol, ha visto “muy mal a algunos amigos por sus efectos” y prefiere quedarse al margen de las borracheras. Hasta el punto de que asegura que intentó beberse una copa en 2017 y fue incapaz de terminársela.
Shifa Rostom Ajlani, 27 años: “Al ser musulmana y llevar el hijab la mayoría de gente no me pregunta si bebo alcohol, es obvio”
Esta madrileña residente en Liverpool nunca ha probado el alcohol. El motivo principal es que su religión, el Islam, lo prohíbe: “Según el Corán, el alcohol tiene beneficios, pero sus prejuicios son mayores que sus bondades”. Como dentista, también tiene muy en cuenta lo perjudicial que es esta sustancia para la salud. 
Álvaro Varela, 23 años: “Mi pasión por el deporte y la natación es uno de los motivos para no beber”
Este estudiante de Medicina cree que tuvo suerte con su grupo de amigos de la adolescencia. “Crecí en un ambiente en el que éramos todos deportistas y nunca bebimos para relacionarnos. Me gusta mucho el deporte y siempre he practicado natación, lo que sin duda ha contribuido a que no beba”, reconoce. Años después, la formación médica le ha dado otra perspectiva del alcohol, que considera “terriblemente perjudicial”. Y añade: “He percibido situaciones límite por culpa de esta sustancia”.
Lucas Sánchez, 26 años: “Cuando descubrí el daño que me hacía beber, lo dejé”
No bebo alcohol, ni fumo, ni consumo drogas. ¿Por qué no bebo? Por lo mismo por lo que no ingiero veneno. ¿Hay más abstemios por aquí? ¿Cómo lo vivís?”. Estas son las palabras de Lucas Sánchez en un foro de escritores en el que el barcelonés buscaba compartir cómo es su vida desde que a los 25 años decidió dejar de consumir alcohol. “Bebía para desinhibirme y para olvidar mis problemas durante unas horas, pero no solucionas nada en estado de embriaguez, pierdes todas tus capacidades cognitivas y contribuyes inútilmente a matarte un poco más”
Claudia Sánchez, 27 años: “No sé cómo puedes, yo no podría, ¿nunca lo has probado?”
Ser abstemia no es ningún inconveniente para esta sevillana, que disfruta de su Feria de Abril y demás festejos como la que más. “Desde siempre me ha generado rechazo el alcohol, mis padres me concienciaron mucho y, después, al ver a mis amigos borrachos sentía vergüenza”
Jaime Llorente, 28 años: “La gente defiende el alcohol para autojustificarse”
“El típico sorbo de champán en Año Nuevo”, sí. Pero a Llorente el alcohol le sabe a colonia. El publicista ha crecido en los alrededores de la Casa de Campo madrileña, donde se celebran botellones a los ha acudido, aunque sin consumir alcohol. “He ido como el que más, al principio me aburría un poco, pero luego cerraba discotecas”, dice.
Reconoce que cuando conoce gente nueva le bombardean a preguntas sobre su decisión. Aunque también que su entorno intenta protegerlo para que no tenga la tentación de beber un trago o coger un cigarrillo. Llorente asegura que ha bebido alguna vez para demostrar al resto que no habla con desconocimiento. Además, cree que muchas personas intentan justificar de algún modo el consumo de alcohol porque necesitan respaldar su hábito.
Patricia Peribáñez, 28 años: “No me compensa pasar un día entero hecha polvo por unas horas de diversión”
“No me gusta el sabor”, “me suele aparecer una reacción alérgica en la cara, me duele la tripa y la cabeza”... Motivos no le faltan a esta madrileña para rechazar el alcohol. La licenciada en Ciencias Ambientales tiene claro que, con la cantidad de veces que se pone mala a lo largo del año, no le compensa pasar un día entero hecha polvo por la resaca a cambio de unas horas de fiesta.
Sandra Moro, 18 años: “Me parece un robo que por un refresco te cobren 3 euros y por una cerveza, la mitad"
Con la mayoría de edad recién cumplida, Moro estudia Terapia Ocupacional y alguna vez la han acusado de amargada por no tomarse una copa. A Sandra le indigna pagar 3 euros por un refresco o un zumo cuando las cervezas cuestan la mitad y ver a la gente borracha le reafirma en su decisión de ser abstemia. No beber no le impide pasárselo bien, es capaz de irse a las fiestas de un pueblo de Cáceres con amigas y no dejar de bailar en toda la noche. “Y terminar a las 11 de la mañana jugando al voleibol, sin una gota de alcohol en el cuerpo”.
En España no existe una ley nacional que intente frenar el consumo de alcohol entre los menores y prevenga los futuros hábitos de los jóvenes. Después de que la polémica “ley antibotellón” de 2002 no se aprobase, algunas Comunidades Autónomas tomaron el relevo en esta materia. En noviembre de 2016 la ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, anunció un proyecto legislativo ambicioso que aún se encuentra en fase de estudio. Las entidades e instituciones que forman la Movilización Alcohol y Menores, impulsada por la Federación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD), han pedido estos días que la futura ley no sea solo represiva y contemple medidas educativas y de prevención.