El
etanol es consumido, de forma prácticamente exclusiva, por vía oral, como
decíamos. La absorción del etanol, tras un consumo oral se produce
fundamentalmente en el tracto digestivo. En este sentido, y ya que el etanol es
una molécula que no puede ser ionizada, el pH de ninguno de los compartimentos
del tracto digestivo parece presentar influencia alguna en este proceso.
El alcohol es una sustancia de bajo peso molecular, por lo tanto, es una
sustancia que pasa fácilmente por las membranas de manera que cuando se ingiere
alcohol este empieza a ser absorbido a nivel de la boca, esófago y estómago,
pero el principal sitio de absorción es el intestino porque es aquí donde se
encuentra la mayor superficie de contacto… no hay barreras para el alcohol. El
alcohol se absorbe siguiendo una cinética de primer orden, más alcohol entra al
organismo mientras más se tome. El etanol se absorbe fundamentalmente en el
intestino delgado, debido a que en este órgano la presencia de
microvellosidades, (son evaginaciones de citoplasma de las células del epitelio
intestinal que favorecen la absorción de nutrientes) aumenta de forma notable
la superficie que posibilita dicha absorción. La duración media del
proceso gástrico de absorción del etanol ha sido cifrada en 1,7 minutos. En
cualquier caso, este tiempo depende también de la dosis, ya que incrementando
ésta se aumenta el tiempo de absorción. Por otra parte, existen una serie de
factores que parecen afectar los procesos de incorporación-absorción y, en
consecuencia, de disponibilidad. Entre estos cabe destacar. El tiempo que
el etanol permanece en el estómago no sólo produce un retraso en la absorción
desde el intestino, sino que permite su metabolismo a través de los sistemas
enzimáticos contenidos en este órgano. Esta latencia hacia el intestino se ve
incrementada por factores tales como la presencia de comida sólida en el
mismo. Por el contrario, está dilación se ve reducida por la gasificación
de las bebidas. Estos factores delimitan la concentración máxima de etanol en
sangre pero no parecen modificar el curso temporal del mismo.
Las diferencias genéticas en
los enzimas capaces de metabolizar el etanol pueden producir importantes variaciones
en la biodisponibilidad de esta sustancia. En este sentido el polimorfismo del
enzima alcohol (ADH) puede producir importantes diferencias en los niveles de
etanol en sangre. En este sentido, el menor nivel de expresión de este enzima
en mujeres, propicia mayores concentraciones de etanol en éstas que en varones
ante consumos idénticos. También existen diferencias raciales, constatándose
una menor actividad de la ADH en la mucosa gástrica de los orientales respecto
a los caucásicos.
El nivel de circulación
sanguínea es inversamente proporcional a la máxima concentración de etanol en
sangre que se obtiene.
Pese a que históricamente ha
existido cierta controversia al respecto, el momento del ciclo menstrual no
parece poseer ninguna influencia en la farmacocinética del etanol.
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