Hoy en día, en nuestro
país, hablar sobre la dependencia al alcohol se convierte en un tema
cuanto menos, delicado. Aunque, bien es cierto, que existe y siempre ha
existido, una gran tolerancia social ante el consumo de bebidas
alcohólicas. Desde hace mucho tiempo, el consumo de alcohol en España se
ha caracterizado por gozar de una amplia legitimización social y
cultural. Este hecho, ha contribuido sobremanera para que el consumo de
esta droga se percibiese como algo normal y habitual en la mayoría de la
población. A pesar de que, en la década de los 70 apropiadamente, ya
había una gran consideración sobre los perjuicios que provocaba el
alcohol a nivel individual, social y sanitario. En contraposición a la
alarma social y el rechazo generalizado que genera el consumo de las
drogas ilegales (cocaína, heroína…) existe todavía una importante
aceptación social frente al consumo de alcohol. Parece que todo el
mundo conoce los riesgos y efectos negativos que se atribuyen al consumo
de la mayor parte de las drogas ilegales pero, al mismo tiempo, se
frivoliza sobre los efectos asociados al consumo de alcohol, a pesar de
la elevada mortalidad. Desafortunadamente, vivimos en el país en el
que rechazar una copa es de mal gusto o signo de mala educación. Aunque,
no ocurre lo mismo si rechazamos un cigarrillo. Una persona puede
expresar libremente que no fuma y no hay ningún problema, incluso el
receptor le responderá gustosamente: “Muy bien que haces. Fumar es muy
malo. Yo estoy intentando dejarlo.” Pero si uno comenta en público que
no bebe alcohol…parece que el receptor no sea capaz de entender bien ese
mensaje y es ahí cuando se provoca el aluvión de preguntas y las
constantes insistencias. ¿Por qué no bebes? ¿Qué pasa? ¿Acaso estás
enfermo? Este es un whisky destilado exclusivo, no me puedes decir que
no… y menos tu que antes no utilizabas el agua nada más que para
lavarte; Esta es la realidad que existe y estas son las situaciones a
las que se tienen que enfrentar los enfermos alcohólicos, sobre todo, al
principio de su inicio del tratamiento de deshabituación. Además de
esto, cuando paseamos por las calles podemos comprobar que a cada paso
hay un bar ofreciendo bebida más barata cada día, publicidad en los
medios de comunicación (televisión, radio, internet…), vallas con
reclamos publicitarios…cientos y cientos de disparadores a los que
tienen que enfrentarse los enfermos día a día. Algo que podría parecer
fácil para cualquier ciudadano, pero para nosotros es realmente muy
complicado y no resulta tan sencillo. Vivimos en el país donde es más
que habitual quedar para tomarse una cerveza que quedar para ir al cine.
Donde decir que eres alcohólico genera incomprensión y algunas veces
rechazo. Donde, a pesar de vivir en la era de la sobreinformación, hay
mucho desconocimiento sobre los daños que genera el alcohol a todos los
niveles. Los adictos, sobre todo los alcohólicos, se encuentran
desprotegidos, ante una sociedad que no hace otra cosa que fomentar el
consumo. Poca prevención y poca conciencia social. Existen muchas
etiquetas y estigmatización en cuanto a esta enfermedad. Cuando parece
que hay intereses económicos de por medio, parece que los más cómodo sea
mirar hacia otro lado. A pesar de que el contexto social y cultural en
el que se desenvuelven las relaciones de los ciudadanos con las bebidas
alcohólicas favorece el uso de las mismas, es cierto que se han
producido en los últimos años algunos progresos significativos, pero aún
queda mucho trabajo por hacer, sobre todo por parte de las
instituciones que deben taner menos tolerancia con el consumo de menores
y llevar las leyes a rajatabla aplicandola a todo aquel que no las
cumpla y por último a todos los ciudadanos que cuando vean a una persona
tirada en la calle con una caja de carton, sucio y maloliente, que
sepan que detras se oculta una vida llena de soledad y silencios, una
vida dura,gris y que el odia, quiza y estoy seguro que el no sabe
explicar como a llegado hasta alli y a estar en esa situación, pero los
que sabemos lo que es una adicción y una persona enferma no pasamos por
su lado y guardamos silencio porque sabemos que detras de tanto
sufrimiento hay un ser humano que por circunstancias de la vida esta en
esa situación y al que hay que ayudar tendiendole una mano porque es un
enfermo alcoholico.
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