Hoy me siento con ganas de escribir una carta a todos y a nadie, una
carta identificativa para todas aquellas personas valientes y
desesperadas que luchan contra la enfermedad más devastadora que tenemos
en la actualidad en nuestra sociedad, EL ALCOHOLISMO. Si nos miramos a
los ojos serias capaz de no mentirme, de no desviar tu vida hacia el
precipicio del horror y las manipulaciones donde todo es falso y sin
contenido real, te escribo esta carta para que leas y recapacites sobre
lo que tú y yo tenemos en común, una fatal enfermedad que nos hace
iguales en nuestra forma de beber. Tú puedes ser un estudiante
brillante, una madre joven, un profesional admirado, una gran doctora,
incluso una maravillosa esposa responsable o una abuela de gran aspecto y
seriedad, puedes ser un alma extrovertida, el centro de la fiesta o
incluso una persona temerosa con un gran complejo de inferioridad que
tiene que sacar las fuerzas y el coraje del fondo de una botella antes
de hacer alguna cosa por más sencilla que sea para los demás.
Puede
que lleves tomando alcohol muchos meses incluso años, pero te sentirías
mal y horrorizado si a alguien se le ocurriera llamarte ALCOHOLICO, lo
negarías acaloradamente, aunque en el fondo secretamente te estás
preguntando si verdaderamente lo eres, te contestare inmediatamente yo;
Si no puedes controlar tu forma de beber, si bebes más de lo que te
gustaría hacerlo muy probablemente tengas un conflicto con el alcohol,
diciendo esta frase me refiero a la persona afligida que va empeorando
progresivamente, reduciendo su mundo y todo lo que le rodea, cuyo único
deseo y realidad es el consumo compulsivo de alcohol.
Tus hábitos de
beber sean probablemente un secreto para muchos porque has hecho todo
lo posible por ocultarlo y puede que quizás lo hayas logrado por no
atreverte a beber en público, puede que seas el del lado opuesto que no
se esconde y bebe a pesar de sus excesos y excentricidades sin miedo a
los ridículos ni al qué dirán, puede que seas una de esas sombras que
viven en la penumbra de los bares, puede que seas la vergüenza de tus
vecinos, del barrio o de tú pueblo, puede que tú familia haya dejado de
encubrirte y ni si quiera tus hijos busquen excusas para justificarte o
puede que lo hayas perdido todo, trabajo, familia y amigos y estas solo
por no controlar tu forma de beber.
Pero cualquiera que sea tu etapa
en la que te encuentras ahora mismo, todavía hay esperanzas para ti
porque todas las personas con esta enfermedad son recuperables. No te
debes culpar ni avergonzar, tampoco necesitas acusaciones de “si me
quisieras lo dejarías” o “no piensas nada más que en ti” o “con la
educación que te hemos dado y mira para lo que te ha servido”. Todo esto
no se debe consentir, porque nosotros no somos delincuentes, tampoco
somos egoístas y mucho menos inmorales, todo lo contrario somos personas
enfermas, qué más quisiéramos nosotros que no volver a tocar una copa
de alcohol jamás.
Asi que debes tener claro que no hay culpables
pero si debes aceptar que eres una persona enferma y que quieres
“curarte”; Esta enfermedad es muy peligrosa, puesto que no solo destruye
a la persona, también a todo lo que le rodea y si encima eres mujer
tienes un problema añadido, la mujer alcohólica sufre más intensamente
que el hombre; su psicología y su constitución son más complejas y
sensibles, puede tolerar menos su propio desprecio y siente mucho más
profundamente el estigma social que una sociedad ignorante pone todavía
en el alcoholismo.
El falso valor con el que nos vestimos los
hombres alcohólicos no llega a las mujeres, hasta que casi han matado su
verdadera personalidad dentro de un cuerpo enfermo, para la mayoría de
mujeres es difícil admitir incluso ante ellas mismas, que son
alcohólicas, sin embargo si lo reconocen, ese primer paso es la puerta
hacia la sobriedad y la cordura.
Si todavía no habéis dado ese
primer paso debes pedir ayuda, pues todo el pánico y devastación física y
psíquica son síntomas del alcoholismo y solo no lo vas a conseguir, aun
estas a tiempo de engancharte a la vida y disfrutarla con la mayor
normalidad, de hecho te garantizo que llegaras a ser mucho más feliz que
la mayoría de la gente, y nunca desearas volver a tu antigua vida de
bebedor llena de frustración y dolor, si recoges la suficiente humildad y
deseo de “curarte” no solo será tu última copa, sino que te dará una
nueva forma de vida increíblemente buena y beneficiosa para ti y para
todos los que estén contigo
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