miércoles, 16 de marzo de 2016

ALCOHÓLISMO FEMENINO

La panorámica del alcoholismo femenino en nuestro país ha variado en los últimos 20 años, sobre todo por el aumento de mujeres alcohólicas con relación a los hombres, y la disminución de la edad de inicio al consumo, con una media de 10 años transcurridos entre la edad en que aparecen los problemas y la llegada al centro de tratamiento, lo que indica el encubrimiento que impide la detección precoz del problema. Asimismo, incluyen el maltrato en el perfil de mujer alcohólica. Las mujeres beben de forma clandestina, en secreto y en solitario y han vivido años de gran aislamiento social. Normalmente te llegan porque bien los hijos, maridos o familiares más cercanos denuncian la situación insostenible y la traen a la Fundación, en general lo ocultan bastante más que el hombre, que necesitan un plus más de esfuerzo o valentía para dar el paso. La posición de la mujer alcohólica en nuestra sociedad es difícil, porque si bien es cierto que aparecen algunas modificaciones en la actitud social o el enjuiciamiento moral del alcoholismo, éstas, en todo caso, apuntan hacia una mayor tolerancia del alcohólico varón, pero no en la misma medida para la mujer alcohólica . Este hecho, unido a la idea de que la persona alcohólica "de verdad" es un hombre, tiende a hacer secundarios los problemas de las mujeres, por lo que la mujer alcohólica es una gran inadaptada social, ya que es una persona que ha fracasado. Las mujeres que son alcohólicas, muy a menudo, se les pone entre la espada y la pared, si beben se les tacha de personas débiles emocionalmente, pero, cuando lo dejan, muchas empiezan a hacerse fuertes, desarrollando una gran fuerza. Pero una mujer fuerte no se ajusta a la norma. Por eso, a menudo, en la recuperación nos encontramos como cuando empezamos, con una etiqueta negativa. Una de las condiciones básicas para diferenciar los diagnósticos estaría estrechamente relacionada con la dependencia que a su vez conlleva tolerancia y Síndrome de Abstinencia. La dependencia es un factor clave para determinar de qué tipo de problema estamos hablando. En el caso que nos lleva hablamos de alcoholismo femenino, el factor de la permisividad social desempeña un papel extremadamente importante que no se traspasa la barrera de lo patológico hasta que realmente ya hay una conducta manifiesta y claramente dependiente del alcohol. El reto consiste, por tanto, en acertar y adelantarnos con la prevención e información y así evitar la “enganchada” al alcohol. Cada vez hay más gente joven se empieza a beber a los 13’5 años, y aparecen más con cuadros de abuso que de dependencia y eso quizá es por una acción preventiva, pero el problema está ahí y no debemos nadie mirar para otro lado. Existen también otros tipos de dependencias asumidas y adjudicadas a las mujeres, que están sobreañadidas a la dependencia hacia el alcohol, algunas mujeres alcohólicas creen que necesitan depender de alguien para sentir que existen. La falta de autonomía personal lleva a las mujeres a ocuparse de los demás, pensando que de este modo evitan estar solas y son necesarias para alguien. Sin embargo, esa carga aumenta la soledad y la toma de conciencia de su inexistencia social, en la medida que les impide ocuparse de sí mismas. La mujer siempre ha estado pendiente de alguien, o sea tiene que desarrollar su autonomía en función de otro, o proteger a la familia, unas veces viene en la educación de jóvenes, y a veces es para reafirmarse en su propia soledad. Además, cuando está abstinente, también corre el riesgo de trasladar su necesidad de dependencia hacia otros referentes, las dificultades de las mujeres para acceder a los tratamientos por el temor a que ello desvele su anonimato dentro de su enfermedad el alcoholismo es un hecho, ya le cuesta al hombre ir a Grupos de Autoayuda, pues a la mujer mucho más y si encima su pareja le refrota que el problema lo tiene ella y ella lo ha de solucionar pues imaginemos como esta esa mujer. Por su parte, los responsables que tratamos a las mujeres alcohólicas sabemos en algunos casos que la familia no colabora muchas veces, y también sabemos que pueden existir relaciones violentas en la pareja que se van a mantener ocultas durante el proceso de tratamiento, porque ni siquiera en esa situación la mujer podrá desprenderse del temor a desvelar la auténtica relación con su pareja. El vínculo establecido y la dependencia hacia el hombre, junto con el miedo al poder y a la fuerza de éste, generan esas actitudes de ocultismo de la realidad. Hay que andar con muchísimo cuidado si detectamos que la mujer alcohólica está sufriendo malos tratos porque hay que poner en marcha todos los mecanismos para parar eso y que no se vuelvan a repetir jamás esas situaciones. Hasta hoy los problemas de bebida en las mujeres han sido, en gran medida, ignorados. Atrapadas por la imagen mito de "perdida", las mujeres sufren doblemente al ser consideradas no sólo como enfermas, sino también como inmorales. No es de sorprender que las mujeres alcohólicas y sus familias se esfuercen por ocultar, enmascarar y negar el problema, así que al observar el problema que enfrentan las mujeres alcohólicas se demuestra una vez más que no hay una sola causa para el alcoholismo; probablemente, se trata de una combinación de factores y también quizá a una combinación compleja de la conformación biológica y psicológica de la mujer aunque realmente todavía no se sepa con certeza porque nos hacemos dependientes del alcohol, y que a su vez reacciona con otra combinación compleja de factores externos que precipitan la dependencia del alcohol y por último ninguna mujer es culpable de su alcoholismo ella no hubiera querido nunca llegar a esa situación, pido responsabilidad y comprensión con una igualdad de respeto tanto para la mujer alcohólica como para el hombre. 

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