domingo, 20 de enero de 2019

LOS MOTIVOS POR LOS QUE MIENTEN LOS ALCOHÓLICOS


Los adictos al alcohol suelen mentir eso una realidad, pero no solo a los demás, ya sean familiares, conocidos o incluso a sus mejores amigos, sino que se engañan a sí mismos con tal de continuar con su consumo, afirmando cosas que no pueden ser ciertas por lo descabelladas y liosas de sus “interpretaciones”, No le dicen la verdad ni al médico, pero claro hay razones  lógicas para que suceda esto por ejemplo.
Mienten para protegerse y seguir consumiendo  
Como es normal, un adicto hará y dirá cualquier cosa para mantener su adicción si no han reconocido previamente que lo que están viviendo es un problema que les hace daño a ellos y a su entorno. Su lógica es simple: Necesito beber alcohol, y para eso necesito mentir para mantener a los demás fuera de mi camino y poder continuar con mi consumo, ya que si reconoce que tiene un problema se le acaba el “chollo” y tiene que ponerse en rehabilitación.
Por tanto, de esta manera la mentira funciona como un instinto de autopreservación. Nada ni nadie afectará a su adicción, y la mentira consigue que esto siga así.
Mienten para evitar enfrentarse a la realidad
La adicción al alcohol acaba consumiendo la vida y el mundo del adicto, haciéndole irreconocible para él mismo o para su entorno. Como la realidad y la verdad les supera y adaptarse a ella es doloroso, e incluso parece imposible, el enfermo construye una nueva realidad donde el alcohol no es un problema sino una solución “su solución”, donde todo en su vida va viento en popa. Muchas veces cuando se les pregunta por el último trago de alcohol, afirman haber dejado de consumir hace muchísimo tiempo, cuando la realidad es que apenas hace unas horas del último consumo y su vida va de mal en peor en todos los conceptos.
Mienten para evitar el enfrentamiento
Por otra parte, los familiares de los alcohólicos no suelen quedarse de brazos cruzados, sino más bien todo lo contrario. Le hacen interrogatorios al estilo policial, se enfadan con ellos y acaban surgiendo cuestiones del estilo “Si me quieres, ¿por qué bebes, me estas destrozando la vida?” con estas confrontaciones, el estrés acaba siendo abrumador para el enfermo.
Sin tener unas habilidades de confrontación adecuadas, los alcohólicos acaban siempre dándole la vuelta a todo o diciendo lo que sea necesario para evitar nuevas discusiones o para evitar enfados o tristeza por parte de su esposa o hijos; o pueden tomar la estrategia de ponerse a la defensiva, desviando la atención, y en este caso la mentira juega un papel crucial.
Mienten porque en su día a día están en una etapa de negación
Aunque la evidencia dice lo contrario, el período de negación obliga al alcohólico a mentir, a repudiar su problema e ignorar las consecuencias que pueden desprenderse de su comportamiento. Sin embargo, aunque la negación es para protegerse, permite a las personas procesar la información y poder “obligarle” a llegar a un acuerdo, con estas presiones puede acabar viendo a su familia como verdaderos enemigos y autoafirmarse en que la adicción no solo es aceptable, sino que es necesaria para su vida, y puede acabar usando armas como la de racionalizar el consumo con tal de continuar con su tema.
Mienten porque se convencen de que son diferentes
La típica frase de “yo controlo la situación, puedo dejarlo cuando yo quiera” no solo es un tópico, sino que llega a ser un pilar básico para el alcohólico. Por ello pueden llegar a reconocer que el alcohol es un problema, pero su deseo es seguir consumiendo alcohol, y se autoconvencen de que ellos serán una excepción a la regla y podrán manejar la situación de beber lo que ellos quieran, por lo que creen que pueden comportarse de manera diferente a los demás y continuar con su vida dominando ellos al alcohol y no el alcohol a ellos.
Mienten porque se sienten avergonzados de sus “hazañas”
En los momentos de sobriedad, los alcohólicos pueden llegar a darse cuenta realmente de su problema y sentirse terriblemente avergonzados y arrepentidos, y aunque muchos tienen lagunas mentales por el abuso de la bebida, sí que recuerdan situaciones que enrojecen a cualquiera. Sin embargo, no son capaces de controlar sus emociones, y la única “arma” que   conocen para hacer frente a los problemas es justamente el uso del alcohol.  
Mienten porque pueden
Finalmente, hay adictos que llegan a un punto donde sus familiares coinciden con la versión del alcohólico y hacen la vista gorda, incluso les defendienden, ya que reconocer la verdad es demasiado doloroso para ellos o porque ya han aguantado tanto que ya se han agotado de tanto sufrimiento y no toleran más.
Por ello, cuando la familia del alcohólico llega al punto de pensar que las mentiras de este son aceptables, ayudan a perpetuar la adicción y entran en una dinámica de autodestrucción que el final por desgracia siempre termina en un gran dramatismo.



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