lunes, 3 de octubre de 2016

LA AUTOESTIMA

Autoestima es la valoración positiva o negativa que una persona hace de sí misma en función de los pensamientos, sentimientos y experiencias de un modo general, al valor que una persona se da a sí misma. Durante la adolescencia era habitual encontrar problemas de autoestima que es la forma fina actual de quererse y respetarse. Es un periodo de crecimiento y desarrollo personal en el que el grupo de iguales, la familia y los medios de comunicación ejercen una fuerte influencia en la valoración propia, no se trata únicamente del valor que se le da al aspecto físico, sino también a la propias capacidades y habilidades deportivas, intelectuales, sociales etc...Las expectativas de los otros, las comparaciones y los referentes personales pueden ejercer una fuerte presión y generar inseguridades en el adolescente en esta época de cambios. La anorexia y la bulimia, por ejemplo, están relacionadas con la imagen y al valor que una persona se da, en muchas ocasiones para tratar de agradar a los demás o encajar en el grupo de amigos necesita recibir un refuerzo para aumentar su autoestima al sentirse inseguro, insatisfecho o muy sensible a las críticas, esa actitud negativa en muchos casos le da pie a comenzar experimentando con el alcohol, el tabaco, los porros y otras clases de drogas duras o sintéticas etc. La adolescencia es el tiempo de probar cosas nuevas. Los adolescentes usan el alcohol y las otras drogas por varias razones, incluyendo la curiosidad, para sentirse bien, para reducir el estrés, para sentirse personas adultas o para pertenecer a un grupo. Es difícil el poder determinar cuáles de los adolescentes van a experimentar y parar ahí, y cuáles van a desarrollar problemas serios. El uso de las drogas y el alcohol los jóvenes está asociado con una variedad de consecuencias negativas, que incluyen el aumento en el riesgo del uso serio de drogas duras más tarde en la vida, el fracaso escolar, el mal juicio que puede exponer a los adolescentes al riesgo de accidentes, violencia, relaciones sexuales y el suicidio. Las drogas y el alcohol son sustancias cuyo consumo puede producir dependencia, estimulación, depresión del sistema nervioso central, o bien influir en el comportamiento o el ánimo, sobre todo en edades comprendidas entre los 13 y los 20 años, en las que se inician con estas sustancias, La cuestión primordial y el gran problema es que para pasar de “controlar” a estar “enganchado”, hay sólo un paso, una débil línea que no sabemos cuándo la vamos a cruzar. A ello hay que añadir que los adolescentes tienen la errónea percepción de que es tan peligroso consumir un paquete de tabaco diario como consumir alcohol, cocaína o heroína esporádicamente. Así que hemos de poner en marcha una estrategia para ayudar a conocer mejor las consecuencias del consumo de tabaco, alcohol y otras drogas, pondremos como la más significativa la prevención en un lugar prioritario ayudado de una buena educación  y sustentarla en una información objetiva, veraz y rigurosa sobre este complejo fenómeno. La información es un recurso necesario para tomar decisiones inteligentes, informadas, autónomas, ante cualquier desafío (las drogas, en este caso). Los riesgos reales proceden de la ignorancia. No hay elección libre sin un saber adecuado. Una sociedad más culta, más informada y mejor formada sobre las drogas, será más capaz de convivir en un mundo en el que éstas existen, reduciendo el riesgo de establecer con ellas relaciones conflictivas.

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