El consumo de alcohol constituye un factor de riesgo muy
importante en los accidente de tráfico y de las lesiones asociadas al mismo,
contribuye a ello varios factores. El alcohol deteriora la capacidad de
conducir de forma directamente proporcional a su concentración en sangre, de
forma que el deterioro ocasionado por alcoholemias más elevadas incrementa
sensiblemente la posibilidad a sufrir o provocar un accidente. En España son muchos los jóvenes y
adolescentes que beben alcohol, iniciándose en su consumo a edades tempranas,
se sitúa en los 13,7 años. El riesgo para su salud física, mental y social,
adquiere dimensiones preocupantes, siendo un claro indicador de una posible
dependencia al alcohol en la edad adulta, desde ahí se debería empezar el
trabajo de concienciación de las consecuencias negativas que produce el uso y
abuso del alcohol. Cuando se sufre un accidente de las consecuencias de los dos
ciclistas el primer pensamiento de la familia es culpar a un borracho de haber
sido el causante de la pérdida del ser querido, si nos ponemos en su situación
es encima indignante que un juez deje a las dos horas en libertad con cargos al
culpable de las dos muertes esa “indicación” por parte de la justicia deja una imagen
de impunidad a la que corredores y
aficionados están "desgraciadamente habituados” y lamentablemente no es el
mejor mensaje de concienciación a la ciudadanía. A donde quiero llegar es a las segundas interpretaciones con
respecto al consumo de alcohol y es que cuando se sufre, se ve en televisión o
radio la noticia, algunas personas “destrozan” literalmente al consumidor de
alcohol y en un país como España ¿Quién no ha tomado una copa alguna vez? y no
digamos si es una persona alcohólica, escupen por la boca toda clase de
impropedios e insultos que no tienen nada que ver con la realidad, puesto que
el alcohólico es un enfermo y como tal jamás no desea estar mal y mucho menos
hacer daño a segundas personas, el enfermo alcohólico bebe porque lo necesita y
no tiene control sobre la decisión de cuanto tiene o debe beber, pero no es un
canalla, ni una mala persona y mucho menos un asesino, es una persona como
cualquier otra con sus virtudes y sus defectos, con familia, trabajo, que paga
sus impuestos y que tiene las mismas responsabilidades que cualquier otro, y
hablo de mí en primera persona como afectado durante muchos años por el alcohol
y jamás he hecho daño a nadie al igual que mis compañeros de asociación, yo
quise ponerme bien y con mucha paciencia y esfuerzo lo logre, eso también es la
decisión de cada uno si quiere “curarse” o no. Las Asociaciones nos hemos unido
siempre para colaborar y ayudar a las personas con problemas de alcohol, y no
solo nos dedicamos a eso, también hemos estado en cárceles, universidades,
institutos, cuarteles militares, en tráfico y en todas partes donde se nos llama,
para con nuestra experiencia poner nuestro granito de arena con información y
contando nuestro “infierno” cuando estuvimos en activo. Todos nos unimos en el
dolor por la muerte de estos dos ciclistas y en la de tantos otros que
anteriormente los sufrieron, nuestro más sentido pésame a los familiares y
vamos a continuar haciendo el máximo esfuerzo para que desde la educación y la
responsabilidad, con unas leyes justas, nos concienciemos todos de que el
alcohol y las drogas llevando un vehículo son sinónimo de grandes desgracias.
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