Quien depende del
alcohol, organiza todas las actividades de su vida fijando, discretamente, como prioritarios los momentos
en que tomará la copa de vino, la cerveza o el whisky que sabe que necesitará. En eso consiste
una adicción, porque el adicto no bebe para encontrarse bien, lo hace porque le
alivia o lo que es lo mismo se encuentra mal y bebiendo vuelve a su estado
normal. Muchas veces, esos tragos son la principal motivación con que cada
mañana se levantan de la cama. El alcohol, para los enfermos alcohólicos, es lo
prioritario, “más importante” que todo lo demás, más que la familia, el trabajo
o el dinero, es como la gasolina de un coche si no se la echas no anda, pues
para un alcohólico el alcohol es lo mismo. “Todas las decisiones que adopta una
persona que sufre dependencia alcohólica tienen como eje vertebrador los
momentos del día en los que beberá”. Por ello la única “cura” posible es
la abstinencia total de alcohol…."El alcohólico que deja de beber nunca es igual que si
no hubiera sido alcohólico jamás. Aunque parezca mentira, es mucho mejor porque
es una persona que ha descendido al infierno y ha conquistado luego su propio
paraíso."
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