martes, 8 de marzo de 2016

¿HAY QUE ARREPENTIRSE DE LO VIVIDO?

A lo largo de nuestra vida debemos tomar muchas decisiones y más si estas ya cerca de los sesenta años. Algunas veces las tomamos pensando que será lo mejor para nosotros; otras, lo hacemos de manera impulsiva sin pararnos a pensar en lo que estamos haciendo, ni tampoco valoramos en esos momentos sus consecuencias. En cualquier caso, en ocasiones, nos pesa haber tomado esa decisión y nos arrepentimos. Hay personas que dicen que no se arrepienten porque como ya ha sucedido, pues de nada sirve el arrepentimiento; pero hay otras personas, como yo, que se arrepienten de haber tomado muchas decisiones. Asimismo, hay quienes creen que el arrepentimiento y mirar hacia el pasado no sirve de nada, puesto que no borra lo sucedido; en cambio, otros, como yo, piensan que nunca es tarde para el arrepentimiento, percibiéndolo como una oportunidad para aprender de los errores cometidos en el pasado. Son varias las ocasiones en las que he oído que arrepentirse por algo es una pérdida de tiempo: Las cosas que no tienen remedio no deberían importar; lo hecho, hecho está. ¿Entonces, porqué en ocasiones nos arrepentimos, si no sirve de nada?, ¿qué es arrepentirse de algo? Arrepentirse es una forma de generar un pesar, es decir tener un dolor moral, en oposición al remordimiento, que no es más que “el temor de sus consecuencias”. Tal vez se comience con el remordimiento y después venga el arrepentimiento, o puede ocurrir a la inversa, la forma no está del todo clara. El arrepentimiento es la emoción que nos embarga cuando pensamos que nuestra situación actual podría ser mejor si hubiéramos hecho algo diferente en el pasado, si hubiésemos cambiado esto o aquello. Sentimos arrepentimiento cuando pensamos que somos responsables de una decisión que, según nuestro juicio, salió mal. Pero realmente nos hemos parado a pensar, ¿qué cosas lamentemos más de nuestra vida?, quizá hablando en primera persona, mi educación, hubiera deseado haber tenido más educación, haber aprovechado mejor la que he recibido, haber podido realizar una carrera, haber arriesgado en mis trabajos y en vez de trabajar para otros haberlo hecho para mí, he sido un cobarde por ello. Otros de los mayores motivos de arrepentimiento a las que muchos de mí alrededor comentan sobre sus relaciones amorosas, o la paternidad, las decisiones relativas a nuestra manera de ser y actuar, y a qué dedicamos el tiempo libre o, más específicamente, cómo lo aprovechamos. Asi que si nos centramos sobre todo en los arrepentimientos que se tienen al final de nuestras vidas, yo personalmente y casi la mitad de las personas con las que he comentado esta situación creen que no es posible vivir una vida sin arrepentimientos, aunque se puede hacer una lista por ejemplo: Beber demasiado alcohol y llegar al alcoholismo, No haber estudiado más por no esforzarme, Comer de manera poco saludable, No haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia, Perder el contacto con los amigos de la infancia, No haberme propuesto un auténtico reto de cambiar mis actitudes sobre mis hábitos de vida poco saludables y aprender a manejar mi carácter. Muchas veces duele más el arrepentimiento sobre las cosas que no se hicieron, que el arrepentimiento sobre las cosas que sí se hicieron. Esto es explicable porque es fácil idealizar aquello que se desconoce, especialmente si no se está muy contento con lo que se conoce, de lo que estoy seguro es que el arrepentimiento forma parte del ser humano, y que nos sirve para prevenir y orientar de no cometer el mismo error en el futuro. Por lo tanto, creo que en sí no es algo negativo, sino todo lo contrario: es necesario porque nos hace ser conscientes de que queremos seguir mejorando, queremos y debemos evolucionar porque una vida sin arrepentimientos es una vida sin aprendizaje, el cual surge gracias a la comprensión de nuestros propios errores, porque cometemos errores y queremos solucionarlos, queremos superarnos y de la experiencia hemos aprendido una lección, aunque las cabezas no son todas iguales y hemos de tener presente aquello de lo de “tropezar varias veces con la misma piedra”. Lo esencial no es vivir sin arrepentimientos, sino aprender a aceptar aquellas cosas o decisiones de las que nos arrepentimos, y perdonarnos por haberlas realizado. El arrepentimiento no nos recuerda que actuamos mal; nos recuerda que sabemos que podemos actuar mejor, por eso cuanto más importantes sean las decisiones que tomemos en nuestras vidas, mayor repercusión tiene la posibilidad de un arrepentimiento en un futuro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario