Convivir
con un enfermo alcohólico es una de las experiencias que más desgaste emocional
puede causar a una familia, ya que pone a todos sus miembros ante situaciones
límite de manera constante, cuando necesitan saber cómo ayudar a un alcohólico,
lo primero que deben darse cuenta es que el alcoholismo del enfermo ha calado
en la propia estructura familiar y ha hecho “enfermar” a todo el clan. “El
alcoholismo no es una obra de “teatro” con espectadores; al final, toda la
familia entra de lleno en la obra y se ve involucrada en ella”. Después de
muchos años de experiencia en ayuda de la rehabilitación de miles de enfermos
he llegado a la conclusión de que nunca va por una parte el alcohólico y, por
otra, los demás miembros de la familia, sino que la conducta alcohólica
interacciona de tal manera en la convivencia cotidiana que sería más apropiado
hablar de “familia alcohólica” en general.
Una
familia donde hay comunicación y todos son capaces de participar en la
recuperación del enfermo tendrá bastantes posibilidades de superar el
conflicto. Aquí, como en tantas cosas, el término medio es lo correcto. Es
decir, no es una buena estructura para salir adelante tanto si los
miembros de la familia están muy pegados unos a otros, como si cada miembro pasa
del otro y hace su vida. En el primer caso, dará lugar al “juego de la
familia” descrito antes; y en el segundo supuesto el alcoholismo acentuará la
separación de los miembros, hasta llegar a la ruptura total. El mejor antídoto
es la unidad familiar, toda la cadena familiar bien engrasada.
¿Entonces que debemos
hacer para ayudar al enfermo alcohólico?
Todos
los miembros de la familia deben comprender que el alcohólico es un
enfermo, no un degenerado ni un vicioso, ni bebe porque le da la gana. Por
tanto, hay que tratarlo como tal y no aceptar las condiciones que nos
imponga ni creerse todas las promesas de abstinencia que pueda hacer
porque nos mentira en autodefensa.
El
alcoholismo no sólo se corrige a base de voluntad, sino que es preciso un
tratamiento adecuado para ayudar a la persona a superar la enfermedad
alcohólica. Es imprescindible la ayuda de un médico que ponga un
tratamiento y señale los criterios de actuación. Incluso en situaciones límite
cuando se ve la imposibilidad de mantener la abstinencia, es aconsejable un
internamiento para el proceso de desintoxicación, y la segunda pauta
imprescindible es, que el enfermo tiene que ir a una Asociación para recibir
terapias de autoayuda, donde le darán información y le enseñaran todos los
recursos para mantenerse abstinente y no tener recaídas.
Para
ayudar a un alcohólico, de nada sirven las amenazas eso de “si vuelves a
beber, me marcho y te quedas solo” ni esconder las botellas, pues el
alcohólico es un enfermo y, sin un tratamiento adecuado, no podrá controlar su
impulso de beber. Los chantajes, en ocasiones, lo único que hacen es
reforzar aún más la conducta alcohólica, en un intento falso de reafirmar su
personalidad.
Debemos
recordar a la familia que el alcohólico lo será durante toda la vida y
que, por tanto, el verdadero tratamiento no termina cuando el alcohólico deja
de beber; ése es el principio y fundamental. Por eso los grupos de autoayuda
aconsejan empezar cada jornada con un pensamiento positivo de que “Hoy no voy a
beber” o lo que es lo mismo, vivir nuestra abstinencia en el día a día.
Cuando
el alcohólico está bajo los efectos del alcohol, no debemos recriminarle su
conducta, pues en muchas ocasiones puede responder con agresividad psíquica
donde los insultos y ataques verbales son desproporcionados e incluso la agresión
física.
La
familia no debe relacionarse con el alcohólico con una actitud detectivesca,
controlando las salidas, los lugares que frecuenta o el tipo de amigos que
tiene, sino que, desde una postura adulta, debe indicarle los comportamientos
que sugieren un alto riesgo de seguir bebiendo y permitir que él decida sobre
su conducta. Debe ser un control a distancia y asumiendo que el alcohólico
es una persona adulta. No obstante, en situaciones extremas alto riesgo
para su vida, despilfarro de su dinero, peleas, accidentes, etc. se puede pedir
al juez su ingreso “forzoso y urgente” en una unidad de internamiento
psiquiátrico, o bien iniciar un proceso de incapacitación, para evitar que
dilapide sus bienes o en casos de conducción mate a cualquiera.
De
alguna manera, la conducta alcohólica de algún miembro de la familia impregna
toda la estructura familiar. Por eso también es aconsejable que acuda a
tratamiento el resto de los familiares. Todos ellos, de una forma u otra,
deberán iniciar un proceso de adaptación ante la nueva situación y aprender a
tomar las medidas más oportunas para tratar al alcohólico y todo eso lo van a
aprender en los grupos de familiares en la Asociación, donde ellos también se
van a “curar” de esta enfermedad maldita, que en el siglo XXI sigue siendo la
más devastadora de todas las drogas y encima es legal.